Traigo el impulso, la fuerza, la inercia… la carga. Los motores recalentados no se han enterado de que ya todo pasó, de que el propósito se cumplió y siguen mandando vueltas al eje. Ahora necesito que se vayan apagando, calmando y le cedan el lugar a la tranquilidad, al silencio, al espacio dispuesto para lo de antes, lo que queda tapado por el barullo, aunque preferiblemente para la nada. Necesito volver a ser yo en función de mí mismo, a sentir, a reubicarme y dejarme ser de nuevo, a caminar por mi propio camino… a ver qué cosa honesta sale.
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