¿No han
tenido un jefe que ante una situación de salud de un familiar o un amigo, en la
cual uno se encarga de resguardar la seguridad de la persona afectada y esto hace
que el horario de trabajo se haya visto afectado, te dicen “¿Y acaso tú eres
médico?”? De verdad es que esta gentecita que es capaz de anteponer el horario
de trabajo a la salud o el interés de quienes muestran afecto por los demás
—que por cierto no abunda últimamente— podría catalogarse como un peligro para
la sociedad, como cómplices descarados del empobrecimiento del ser humano. Ya sabemos
por dónde vienen y a qué. Con esa pequeñita expresión fecal ya tenemos una
muestra de la herencia emocional que arrastran, y aunque no creo pertinente un
castigo de nuestra parte, sí pienso que hay que tener mucho cuidadito e ir
agarrando los cachachás para mudarse de establecimiento de estos rateritos de
la vida.
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