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domingo, 22 de diciembre de 2019

El que se fue y vino

El que fue y vino conoce el camino. El que desobedeció el mandato y luego volvió, conoce el camino. El que pecó y resintió su pecado, conoce el camino. Por otro lado, el que recorre el camino, a pesar de tener solo una perspectiva de él, sabe que esa perspectiva es un hecho, no un fantasma. El que recorre el camino gana certeza. El que no ha recorrido el camino solo tiene la idea inducida. El que “no debe” recorrer el camino, incluso le huye a la idea inducida: ni siquiera habla de ella. Con tanta contaminación, con tanta interpretación, con tantas intenciones sueltas, sería difícil saber por qué no recorrer el camino, por qué ceñirse al dictado, resultando todo en la curiosidad. La curiosidad mató al gato, metió en drogas al muchacho, preñó a la chica y quién sabe cuánto estropicio más. Así que, si me disculpan, me voy a recorrer el camino y a echarme encima mi mala fama. Ya dependerá de ustedes, los que se quedan mirando, fantaseando, especulando y despotricando, recibirme luego de mi periplo. Si se portan bien, hasta podría contarles parte de esa verdad que ignoran… ¡Chaíto!

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