Germina el amor. Entre
la basura, entre lo que creíamos estéril, germina el amor. Resulta que había
una semilla, oculta a los ojos entretenidos, que un buen día echó a caminar, a
florecer. Sin voluntad; solo se dejó llevar. No se resistió más a su
naturaleza. Fue lo que siempre había sido, pero esta vez sin ataduras, sin
apegos. Absurda paradoja deshizo cuando, al dejar sin temor la contradicción
que le alienaba, dejó atrás la penuria y el sufrimiento. Ya no tropieza con sus propios pies... solo existe, solo es.
Hasta en tiempos de sequía...
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