Hoy no acepto objeciones. Hoy no. En este breve paréntesis, no estoy dispuesto a negociar en desventaja. En esta, tan recortada vacación, solo fluiré a mi favor. Trataré, por encima de la culpa habitual, de rayar en el capricho y hacer solo las cosas que quiera hacer de las maneras que prefiera. Así aprovecho y examino los presuntos compromiso y benevolencia del entorno que me han quitado el sueño en estas noches. Lejos de ser un ejercicio reprochable de egoísmo, esta decisión obedece más a inquietudes de salud mental y hasta física. Pasará el día entero y, en la noche, a la hora de dormir, evaluaré cómo me fue y sabré si estuvo bueno el ejercicio o no… aunque sospecho que me sentiré a gusto con esta iniciativa que pretende, darme finalmente una oportunidad para la paz y que por fin se hace en mi honor.
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