Un día
de estos me liberaré de algunas cadenas que me cuelgan de los tobillos y de las
muñecas. En algún momento tomaré la decisión y la acción correspondiente a tan
loable empresa. Voy a deshacerme de la supuesta estabilidad financiera que me
recorta la libertad de ser, de decidir, de reclamar. Cortaré con los chantajes
que me punzan las costillas cada vez que me quiero mover a voluntad. Me desharé
de esas falsas ofertas en las que todavía creo y espero. Dejaré de pedir
prestado, de actualizar Windows, de atender el teléfono, de tener malas
relaciones, malos trabajos; dejaré de respetar sin admirar y esperaré las
consecuencias en la bajaíta. Ya no me la calo, ya no aguanto. En algún momento
debo orinar, comer y estar solo cuando me dé la gana, dejando atrás esa
posposición ridícula y peligrosa de la existencia que me tiene, no sé…
esperando a la muerte sin haber vivido a plenitud.
Hay quienes consideran a la muerte una liberación, pero esos mismos suelen creer en la reencarnación, y volver a empezar.
ResponderEliminarSaludos.