Cómo poder expresar gozo a través de la conformidad y no del sobresalto. Cómo hacer que el bienestar no me roce sino que se quede cerca a vivir más cerca. Cómo procurar que el valor de la vida tome matices más aceptables, menos cuestionables, menos desdeñables. Cómo replantear todo el circo instaurado en mi cabeza, en mis conceptos encandilados de logro. Cómo dejarme llevar por mis bondades analfabetas en lugar de seguir sin la menor duda a la academia decadente y anacrónica. Qué vaina que solo se pueda vivir por los ojos de alguien más, de algunos más, de demasiados más… de otros, pues. Creo que le tengo malas noticias a quienes reciben el tributo masivo de quienes, muertos de miedo, cuelgan de una esperanza inútil y que terminarían cayendo igual adonde no querían estar en primer lugar. Ya se acabó la arruga que se arrima. Se jodió todo lo que se daba gratis y se instauró el ocio, la quietud, el pisar fondo, que es el comienzo despierto de la pesadilla de maquillarse cada día para caer bien. Un abrazo, ¡y suerte!
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