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martes, 11 de diciembre de 2018
Estímulo maluco
Entonces resulta que nacemos todos sin
conocimientos, sin vicios, que todo lo venimos aprendiendo en esta joya de
sociedad que tenemos. Venimos al mundo como una esponja seca que se irá
cargando con los mensajes y enseñanzas que vayamos recogiendo en el camino. Echando
un ojo a las tantas esponjas que
andan por ahí desde hace varios años, se pueden identificar santos, demonios y
quienes pasan por debajo de la mesa. Sabiendo que nacieron como hojas en blanco
y sus caracteres son producto del estímulo externo, es fácil inferir que ese
conjunto de estímulos, a lo largo de sus vidas, es el causante de que sean
santos, demonios o que pasen por debajo de esa mesa. Luego, se podría decir que
somos un saco de caracteres potenciales esperando a que un estímulo nos toque
para ser lo que nos tocó ser, para desempeñar el papel que el destino tuvo a
bien asignarnos en este desastre que armó el ser humano sobre la tierra. Si
determinado estímulo hizo a fulano maestro o a mengano asesino, dime tú, ¿cuál estímulo
tienes guillao? ¿En qué andas, bichito?
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