Soy la fuente, soy el
origen. Mis obras existen solo como una consecuencia de mi inspiración. Si la
destrucción física arrasa con mi manufactura, con mi creación, solo importará a
quienes ven desde afuera, a quienes tratan de atrapar un rayo del sol y guardarlo
para ellos como un objeto único, finito, inigualable. En caso de catástrofe,
solo bastará un momento más para mostrar el nuevo producto, así como lo hace la
planta nueva luego de la extinción aparente de todo el bosque. No habrá
prohibición, no habrá obstáculo para detenerme; eso luce absurdo, dado que lo
que florece está resguardado, a salvo, y, paradójicamente, se activa con
hermosa urgencia con cada atentado que logra asomarse. Soy la fuente única, recuerda.
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