Estaré contigo, pero
no en este cuerpo. Seguiré a tu lado, pero no en la forma acostumbrada. Tendrás
que aprender a percibirme de una novísima manera no tan evidente, no tan demostrativa,
en horarios más íntimos y acordes a tus necesidades… si las tuvieses. Podrás hablarme,
pero las respuestas que obtendrás dependerán de tus nuevas antenas, esas
capaces de captar sin traducir lo que somos lejos del ruido, de esa distracción
mundana que causa todas esas penas ficticias y hasta ridículas. Estaré. Siempre
he estado. Ahora, en esta transición, siento que no hay pérdida, que todo es
parte del proceso que siempre tratamos de evadir con recetas de luces y espectáculo,
y que ese costoso desvío es lo que produce el sobresalto que ahora puedo
apreciar como carente de sentido. Pero si no es ahora, igual será. Te aseguro
que mantendremos esa comunicación que siempre tuvimos, pero más provechosa, sin
la obstrucción de los sujetos, los verbos y los predicados que enredan todo;
sin el prejuicio de quien se esfuerza porque todo sea como sus caprichos se lo
dictan al oído. Estaré contigo. Estarás conmigo.
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