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domingo, 5 de marzo de 2017

Se disparó el bicho...

La crisis solo multiplica lo que hay dentro, escuché. Como sabemos, si se multiplica por cero, dará cero. Si no hay nada dentro, al empujar la crisis, no resultará ninguna tara, retorcijón o crimen a la superficie evidente. El pobre es delincuente por su necesidad desmedida, ¿cierto?... ¿Y qué tal si hay un pobre diablo que resulta honesto, consecuente, auténtico? ¿Qué tal si existe lo contrapuesto? El germen reside dentro, al parecer. El factor multiplicable durante la crisis, según cuentan, no depende de la cuenta corriente. Según dicen, el bicho inoculado durante la historia compleja es susceptible de crecer por el efecto multiplicador de cualquier variable del ambiente. Aparentemente, no es solo una anécdota, un cuentico. Según dicen, es un sedimento que convive y que está dispuesto a asomarse para tomar el control cuando sea oportuno y expresarse ensordecedoramente al ser llamado a la acción. Entonces, ¿cómo quedamos con la moral aquella, con el cuentico aprendido, con los principios inyectados a carajazos, con lo que aprendimos y estamos dispuestos a defender?

Mejor nos olvidamos del tema…

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