Busco otro camino para ser feliz. El que tengo anotado y
ejecutado desde siempre no es mío y creo que es por eso que ya no me sirve. Aun
así debo agradecer que me ha provisto de tramos del recorrido con muchos
colores y sonrisas, pero han sido efímeros. Efímero ya no gusta. Efímero da
miedo, y con miedo no puedo avanzar adonde quiero ir. Ahora quiero algo a mi
medida, que sin embargo pueda compartir a ratos. Pero quiero que se quede
conmigo y distribuya los otrora ratos apasionados, brincos y escaramuzas ahora
en instantes llanos de paz, de sosiego. No reniego de la carcajada, pero se va
como viene. Quiero una confección que provenga esta vez desde dentro. Ya compré
mucho afuera y tiene fecha de vencimiento. La solución ha de ser que recicle
mis energías, mis percepciones, mis maneras de pintar el paisaje, y me convierta
en ese tipo de sistemas ecológicos autosustentables que me haga el favor de
producir lo que voy a consumir con gusto, sin esfuerzos retorcidos, sin
turbulencias enceguecedoras: Quiero lo mío.
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