Observa a la
humanidad. Obsérvala muy bien. Haz un ejercicio de abstracción. Compara el
curso de la vida de la humanidad con la vida de un solo ser humano. Observa su origen,
su cacareado crecimiento, sus heridas no curadas, sus avances tecnológicos, sus
ciclos no completados. Mira cómo sus contradicciones, su mejor y peor cara, se
muestran alternativamente una y otra vez, creando la incertidumbre como modo de
sobrevida. Ve toda la energía que dedica a destruir en supuesto favor de sus
intereses. Fíjate que provoca catástrofes y no toma responsabilidad. Invade territorios
que no le pertenecen y extermina lo que allí encontró, hasta devastarlo todo a
su alrededor… claro, en nombre de su libertad y seguridad. Dime, ¿ya lo
hiciste, ya lo imaginaste? Ahora dime, si te dijera que al final de la historia
la humanidad, encarnada en un solo ser así de inestable e irresponsable, esta desaparece
para siempre… ¿no te parecería lógico y hasta justo?
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