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viernes, 19 de mayo de 2017

¿Condicionado yo? ¡Perro!

Y entonces Pavlov tocó la campana antes de darle comida al perro, por lo que el perro, en lo sucesivo, con solo escuchar la campanita, salivaba invariablemente y esperaba su comida a continuación. Alguien se enteró de los resultados y lo aplicó a un universo mucho mayor de seres. Y yo me pregunto: ahora, ¿Quiénes hacen sonar ahora la campana el vecindario? ¿Quiénes hacen ahora el papel del perro? ¿Qué sonido tiene últimamente la campanita? ¿Cómo lucimos cuando salivamos? ¿Cómo nos vemos cuando al fin nos dan el hueso esperado con tanta ansiedad?

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