Dime qué cosa eres. Anda, que veo que
necesitas decirlo. Pero más allá de eso, creo que eres un fraude,
como el otro, como aquellos. Dime a qué etiqueta te aferras, a qué
grupos les debes el título, porque no logro dar con ello. En estos
días no supe si eras tú, o mi vecino, o cualquier prójimo. Debe
ser mi miopía in crescendo que no me deja saber quién es cristiano
o musulmán; de derecha, centro o izquierda... quién es sacerdote o
gerente de empresa. Tengo que preguntarles a cada uno a qué grupete
pertenecen porque no lo sé con sólo observar su comportamiento. Me
haré el loco y pensaré que si el que roba es un triunfador,
entonces no será tan ladrón; que si el que maltrata es un tipo
disciplinado, seguro los demás se lo merecen; que si el que mata es
académico, alguna buena razón tuvo. Qué desatinado he sido.
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