Anda, dale: mata a alguien pa que seas famoso, pa que te
respeten, pa que sepan quién eres en verdad. Ahora sí. No hables de afecto, de cariño
o cualquier derivado del amor; eso es una ladilla. Mejor empuña un arma de esas
que te siguen metiendo en la cabeza las cadenas cinematográficas y los canales
de televisión que venden violencia para enriquecerse, no sin la ayuda de
quienes las fabrican por allá afuera. No discutas, no debatas con nadie, no
esculques en tu cerebro con creatividad para llegar a la solución de nada
porque es tiempo perdido, además, eso es una ladilla (es difícil, pues). Pero matar
es chévere, por lo que debes salir ahora mismo a la oscuridad y perder tu parte
rescatable a manos de las hienas que te compran a tres lochas y te desechan sin
haberte conocido. Fíjate, una idea es que te drogues, te emborraches o agarres
una arrechera y le vueles los sesos a cualquiera que te mire feo, piense distinto
o se meta con tu negocio (ese, que tanto te costó). Echa en la basura cualquier
medio que te facilite acercarte al otro, si no es para darle unos plomazos… “porque
ahora ya van a ver”. Evitar mirar a los ojos a cualquiera que venga a convencerte
de pendejadas cursis, de familia querida y ese pocote de paja. Huye de inmediato;
anda, que estás perdiendo tiempo. Ráspate a uno o varios y hasta saldrás en
horario estelar y estarás en boca de todos, igualito a los próceres del pasado.
Pero, ¡ya va! Antes de concentrarte en tu negocio, dale un carajazo a tu mujer
pa que sepa quién manda y cómprale una pistola o una escopeta de plástico al
carajito que tienes en casa, para que (1) te deje en paz y (2) para que aprenda
a ser hombre, carajo…
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
jueves, 26 de noviembre de 2015
martes, 17 de noviembre de 2015
Asómate, Dios...
Dios:
Venimos a impugnar el libre albedrío. Ese decreto que lanzaste hace tiempo para
que tuviésemos libertad de movimiento… no sirve. Yo entiendo que tú eres el
creador de todo y que llevarte la contraria es harto incorrecto, pero es que,
para nuestro descargo: no servimos. Nosotros no tenemos la suficiente
responsabilidad como para estar llevando nuestra vida por el mejor camino,
según tus guías, y menos, llevar la fiesta en paz entre todos. Sé que puedes
castigarme por esto, pero creo que le pusiste tanto empeño a nuestro cerebro,
que olvidaste el corazón. Asómate para que veas que hemos llegado a ser unos
gurúes sin alma, unos prestidigitadores de la mentira, unos asesinos de sueños.
Por eso, creo que merecemos, el grupo disidente que vino con el documento de
impugnación, que consideres seriamente retirar el libre albedrío como aporte divino,
dado que no supimos ni sabremos manejar las cosas de la manera en que bien lo
proyectaste. Espero que la ira no te aparezca (la última vez hubo inundación, y
tal), pero si dudas de lo que te digo, asómate de nuevo.
domingo, 15 de noviembre de 2015
Más tiempo contigo
Te hubiera
querido más tiempo conmigo. Hubiese esperado de la vida poder brindar por unos
años más disfrutando de ti y tus cosas. Si hubiera sabido que el fin estaba
cerca, me hubiese ocupado un poco más de tomarte de la mano, de besarte más de
vez en cuando, de llamarte para decirte algo lindo. Pero nadie es adivino y al
parecer todos tenemos el derecho de abandonar la querencia más profunda porque
está segura, porque siempre se puede, porque no tengo tiempo, porque será para
después. Pero ahora, como siempre, no hubo después; no existió el mañana
contigo. Esta juntura tuya y mía quedó en el vacío de repente y cayó hasta lo
invisible, hasta lo insensible, hasta lo incomprensible. En algún momento luché
por estar a tu lado, y cuando lo logré, el reloj de la cuenta regresiva de la
destrucción comenzó su tic tac.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Palabras del camino
Busco
en el camino palabras que expliquen mis emociones, mis reflexiones, mis
criterios. Uno, poco a poco, frases recogidas de alguien más y voy armando mi
propio rompecabezas. Es como si debiera estructurar un discurso para que los
demás sepan, con algún detalle coherente, por qué pienso lo que pienso, por qué
hago las cosas que hago. Espero que no. Pero sí sigue ocurriendo que alguien
dijo algo que pensé hace años y que no había convertido en símbolos potables. Sigo
hilando, con esas ideas expresadas en retazos convenientes, el mapa a seguir en
adelante. Lo que realmente temo es que, por muy fructífero que sea el tiempo de
juntura de ideas que potencien nuevas acciones, nuevos rumbos, nuevas
tranquilidades, los días que restan para ponerlas en práctica sean insuficientes.
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