Oh dulce y desesperanzada viuda que
mira por última vez el envoltorio sin vida de su compañero de
siempre. No dejan de desfilar por tu mente, casi enfrente de tus ojos
los pasajes de ternura compartidos cuando todavía el miedo no los
embargaba. El velo pretencioso no logra ocultar las lágrimas que no
cesan, y ondeando en la brisa que trata de desvestirte el rostro, tu
mirada triste recorre los rincones en vano como buscando lo que se
perdió. Estás sola, te sientes sola. Nadie en el futuro será como
él. No es negar la felicidad más adelante, pero nadie lo
reemplazará. El desconsuelo llegó para quedarse. El desconsuelo es
tu nueva compañía mientras el tiempo pasa. No queda más sino
desahogar la pena, de aceptar hombros ajenos que se acercan con buena
fe. Ni siquiera ha llegado el lamento por el tiempo perdido, el que
no fue. No queda mucho más sino recordar, con morbosa repetición,
con tenaz claridad, los brazos que te contenían, sus reconfortantes
declaraciones de amor. Todo pasa, dulce señora, pero él no pasará.
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
sábado, 27 de julio de 2013
Me gustas tanto, pero...
Me gustas tanto, pero... serías
perfecta si cambiaras un poquito y así te ajustas completamente.
Eres lo que buscaba, lo que esperaba, y con un toque aquí, uno allá,
llegarás a ser lo que soñé. Hay magia, hay mirada hay de eso que
cuesta tanto conseguir y mira, apretando un tanto esa tuerca que luce
floja, estaríamos inmejorables... que te lo digo ¿Me estás
escuchando? ¿Por qué te me quedas mirando así? Déjame seguirte
diciendo cómo llegarías a ser perfecta... ¿Qué te pasa?
¡siéntate, vale!
sábado, 20 de julio de 2013
Caí de nuevo
Caí de nuevo desde donde estaba disfrutando de mi tranquilidad. Caí y
desde aquí puedo apreciar, clara y dolorosamente, cada uno de los mitos con los
que fragüé la mentira sobre la que me encontraba. Se notaba el miedo, se notaba
la huida ya develada. Argumentos brillantes constituían la columna de la farsa,
dando credibilidad, por confusos, a mi recién erigida pose. No es la primera
vez, lo que hace de este episodio algo peligrosamente ridículo. No es ya
cuestión de ignorancia o ingenuidad, sino de riesgo innecesario, peligroso,
inminente. Quise ensayar de nuevo sin medir, sin querer saber cuál podría ser
el peor escenario resultante. Fue una estupidez, una irresponsabilidad para con
lo que queda de mi integridad. Creo que fue algo más allá de una embestida
infantil que dejó los resultados temidos por cualquier conciencia decente, con
instinto de conservación. Pero aunque sé la receta para levantarme de nuevo, no
sé si soportaré el dolor para llegar al alivio. No tengo certeza de si el recuerdo
de los crujidos de la caída pueda dar al traste con mis intenciones de salir de
esto de una vez, otra vez… además, no sé si lo merezca ya.
martes, 2 de julio de 2013
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