Regálame una flor viva. No traigas más
los despojos de un momento de vida sólo para iluminar mi mirada. Yo
no soy así. Siembra un jardín para mí y te sientas a mi lado para
disfrutar la brisa acariciando los pétalos. No caigas en la trampa
de los cazadores, de presumir de los restos de su jornada de captura.
Llévame, si quieres, adonde están esos tesoros que me cuentas; pero
no los tronches, no los arranques de la tierra generosa para ser
mostrados en un féretro de cristal. Déjame ver, incluso, cómo
mueren en su ambiente, cómo se marchitan después de vivir hasta más
no poder en esa pradera verde y azul, que, con muy buena intención,
te empeñas en mutilar.
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
martes, 19 de marzo de 2013
domingo, 17 de marzo de 2013
Por mensajitos me dijiste que me dejabas
Por mensajitos me dijiste que me dejabas. Esa mañana, mirando la
pantallita del teléfono, entre comas, emoticones y mala ortografía moderna,
terminaste con lo nuestro. Con la flecha pabajo descubría las nuevas palabras que
lacerarían mi alma ese día, y cuando me detenía a pensar, a recordar, a buscar
en los días pasados qué pudo ocasionar tal desbarajuste, se me apagaba con el
protector de pantalla. Con los pulgares humedecidos de lágrimas, acariciaba el
botón de contestar sin presionarlo de una vez. Y para colmo de males, de
dolores, el sistema repetía el mensaje en medio de reintentos técnicos, en
lugar del tan esperado “mentira, mi amor: era un mal chiste”; pero qué
va. Te contesté pidiendo razones, intenté llamarte decenas de veces hasta que
se me acabó el saldo a favor. Más nunca te vi. Más nunca recibí mensajito
alguno de tu parte. Recién anoche recibí un mensajito, de número desconocido, que
rezaba un “Hola”… ¿Eres tú?
Bájale dos...
Baja el nivel. Háblame sencillo. No me vengas con esas vueltas mal
fabricadas, sin tomar en cuenta mi interés, mi entendimiento. No vengas a
vender lo que no quiero comprar sólo para mostrar tu destreza dominguera. Deja ya
tus “por medio de la cual” y los “entremos en contexto” que adornan tu museo
desierto. Así que si te quieres comunicar conmigo, conveniente es que sepas
cómo hablar, cómo hablarme; conveniente es que sepas que hay alguien más, fuera
de ti, con quien pretendes entablar
conversa.
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