Celebrar la vida de una vez por todas. Celebrar que estamos vivitos y coleando por estas calles. Festejar este viaje en tren en el que varios se bajan, a nuestro entender, antes de tiempo. Tómate el pulso, cómete un helado o haz el amor enterándote de que hay un privilegio en eso, que no es algo que merecías un mero “golpe de suerte”. Ha de acabarse el desperdicio de momentos que podrían ser mejores si solo cambiáramos la perspectiva, manquesea dolorosamente. Pero eso no es tan fácil, dices. Déjate de vainas y ahórrate desde ahora el arrepentimiento al final del viaje en el que por fin te diste cuenta de que de unos cuantos minutos al lado de tu ser querido vale el pasaje completo.
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