Sexo. Cercanía, piel, aromas. Miradas
que se enganchan enfermizas, y sin abandonarse dejan escapar la
distancia de por medio. Manos que vuelan y se posan. Aliento
nervioso, vaho elocuente; pupilas que saltan atrapadas entre los ojos
a los labios. Despojos itinerantes de prendas en el piso, simulan
rosas de un delicioso rito. Se abre el telón de los besos y las
bocas nunca más se cerrarán. El sudor adhiere el cabello y el deseo
a la frente, dejando resbalar caricias sin pudor entre las
sinuosidades de tus carnes ya temblorosas. Un gemido marca la unidad
entre ambos. Una mirada de entrega abre tus ojos guiñados que ruegan
honestidad, que exigen inútilmente la eternidad del momento. Y
quedamos en un paréntesis ardoroso antes del declive, en un abrazo
que sigue prometiendo segundos inimaginables. Las canas ya no son
testigos de las embestidas juveniles de otros tiempos, de otras
perspectivas. Ahora ligeros esguinces te sacuden con cada palabra que
susurro, con cada serpenteo. Tu temperatura zigzagueante es como una
hoguera que quiere encender al máximo, explotar de una vez; pero
este servidor maravillado, este esclavo instruido de tus ganas, como
herrero experto, sabrá sustraer tu energía vital en el momento
oportuno, preciso, cuando tus ruegos te enmudezcan la expresión que
roza la angustia. Hago un alto, te miro tan de cerca como estamos,
tan nuestros como somos, y antes de ultimar el momento, esta
acometida ya madura, habré sabido que te he conquistado; ahora lo
sé: Eres mía.
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
jueves, 30 de agosto de 2012
martes, 28 de agosto de 2012
Matamos al viejo
Si vamos a ser honestos, nosotros
fuimos los responsables de esa muerte. Aunque no accionamos el arma,
pudimos haber intervenido y evitar que le robaran la vida al pobre
viejo, que lo único que hizo fue ayudarnos. Ahora estamos cómodos,
claro. Ya no nos hace falta la comida y el techo que no teníamos
entonces. No basta distraerse entre cómplices. No es suficiente
derrochar para olvidar. Siempre se aparece el rostro bonachón y su
último espaldarazo. Todo fue práctico. Todo fue como debió para
lograr lo que soñamos, y nadie debió estorbar. Así son las cosas,
mi amigo. Con un sólo atrevimiento cometido fue suficiente para
ganar el sustento y la holgura de por vida ...y fue lo que ocurrió.
Entiende: no podemos cambiar el mundo.
Le daré a mi hijo
Le daré a mi hijo todo lo que yo no
tuve. Abrigaré esa ilusión desde su nacimiento y a lo largo de los
años mientras lo veo crecer. Le taparé los infiernos a los que me
enfrenté yo para evitarle los mismos dolores. Su camino se verá
resguardado por mis manos, por mis atenciones acentuadas. Él llegará
lejos. Con mi tutoría, él rebasará sus logros una y otra vez sin
los estorbos que encontré yo. Esa es la atrevida teoría que me
induce mi amor por él. En la práctica, le estaré tapando la
bendición del aprendizaje de primera mano. Estaré yo ejerciendo la
sobreprotección al máximo, cegándolo, negándole la visión del
paisaje completo, del valor del paquete entero que debería ser su
vida. En la mera realidad, él tendrá sólo una rebanada de
existencia mezquinamente provista por su padre; vestirá las
gríngolas de manufactura familiar, colgadas del amor con poca
inteligencia que lo entregará a la superficialidad, a la petulancia,
al menosprecio de ese prójimo que lo podía orientar, como lo hizo
conmigo. Cuando termine mi presunta obra maestra, me preguntaré con
dolor en el pecho cómo oculté a mi progenitor los tesoros que me
dieron el impulso para levantar con orgullo infinito mi imperio de
éxito, llevándolo a él a ser sólo un usuario privilegiado del
producto de mi esfuerzo, de mi constancia, de mis creencias, hasta
convertirse en un parásito adosado a mis edificaciones, sin
herramientas propias.
sábado, 25 de agosto de 2012
Tan artificial...
Todo
aquello era tan bonito que hasta parecía artificial, obediente a los caprichos
del ser humano, a la estética fabricada. Al final no me importó lo natural, lo
auténtico, y me quedé con lo artificioso, con lo que no era por sí mismo, con
lo que sólo buscaba adularme y exprimirme, sólo como tributo mi vanidad.
jueves, 23 de agosto de 2012
Amigos por un ratico
Amigo por un ratico. Excelente amigo
por un ratico. Patria o muerte por un instante. Mi hombro
incondicional por tiempo limitado, como en las promociones de T.V. A
tu lado, a lomo partido desde entonces hasta poco después. Lealtad
absoluta sin fines de lucro, pero sin la eternidad por delante. Al
llegar el momento, los caminos se despegaron por obra del porvenir,
del azar, del porque sí. De verdad que lo agradezco. Agradezco ese
paréntesis que me dedicaste, que tuviste a bien otorgarme. El cariño
es mutuo, y aunque el tiempo vuele y no estemos en nuestros
funerales, mientras, siempre tendremos una mirada perdida qué
dedicarnos.
Yo soy confiable
Soy confiable. No me temas. Puedes
encargarme cualquier cosa tuya, incluyendo tu tranquilidad. No estoy
esperando joder a nadie. No estoy aguardando agazapado a que te
descuides, a que te resbales, para sacarle partido a la situación.
No tengo interés más allá de tu bienestar. No soy otro de los
bandidos del camino. Si salgo de esta con más de lo que traje, será
con mi satisfacción por hacerlo bien, esta vez como siempre. Así
que deja de verme con esa suspicacia y cierra los ojos de una vez.
lunes, 20 de agosto de 2012
Seré famoso, pero...
Seré
famoso. Y seré famoso para que me pares bolas. Tomaré una de esas habilidades
que tengo y la sacaré de la oscuridad. Con alguna fortuna, algún empresario de
visión aguda me montará en el escenario y estallará todo aquello. Seré famoso y
virarás la mirada, al fin, hacia donde estoy yo, al camino que recorro. Te veré
entonces, acercándote con disimulo, presentándote con nombre, apellido y alias:
“¿No te acuerdas? Tu vecina de al lado”.
Irás metiendo el ojo a ver qué carro tengo, qué mansión ostento, qué piscina me
gasto. Buscarás, muy astutamente, introducirte en mi nuevo círculo social, en
la presentación de mi nuevo trabajo, en los brindis… en mi cama. Será entonces
cuando te miraré, aprovechando el valor que me otorga el alcohol moderado que
lleve en la sangre, y rechazaré tu oferta, esa que estuve esperando por mucho
tiempo y que ahora se sirve en bandeja de plata. Me habré dado cuenta, mi amor,
que no era así como yo lo soñaba, que no era así como debía llegar. Me habré
dado cuenta, mi princesa, que no vales la pena.
viernes, 17 de agosto de 2012
Toda la vida es...
Referir la vida como un arbusto que
crece y se extingue, consumido por el tiempo, resulta hasta vulgar.
Son despertares, floreceres, entradas de luz. Son chispas ocasionales
que llegan a provocar explosiones de bienvenida, incendios
inexorables. En medio del vuelo, turbulencias. Aún seguirá habiendo
fuerzas para detener la caída, para recuperar altura, para lograr la
nueva estabilidad. Son logros el combustible para seguir. Son
tranquilidades para admirar el paisaje, para refrendar el camino
recorrido, para imaginar lo que espera adelante. Es un tobogán son
sonrisa infantil, aunque con piel de adultez. Es llegar a la cima
para admirar la obra, prolífica o modesta, pero más que suficiente.
Es preparar la partida con la serenidad que da el recorrido, la
contribución, lo inevitable. Es irse en paz y quedar por ahí, si
así se prefiere. Es todo un acto de magia colorada que requiere un
buen aplauso. Es una huella.
martes, 14 de agosto de 2012
Tal vez "Ya no me gusta"
Qué
vaina que vea el álbum familiar y la mayoría de las fotos no tengan “píxeles”. Qué
vaina, que no recuerdo la voz de mi abuela en estéreo, ¡y menos!, con sonido
envolvente. Ninguno de mis momentos vitales son traídos en colores, ¡y mucho menos!,
en alta resolución. Las palabras más contundentes en sentimiento, en piel, en tristeza
de hasta luego no fueron hechas pasar por un teléfono, ¡y menos!, por un
celular inteligente, un chat o por “e-mail”. Mis momentos de soledad no se
pueden contabilizar, meter en cuadros estadísticos, presentar en gráficos de
barras. Mis expectativas distan de verse en tercera dimensión o con efectos
especiales. Mis decisiones no podrán valerse de un control remoto para ejecutarse;
debo afrontarlas en persona. Mirándolo bien, pero bien-bien, la verdad es que
la tecnología no me sirve de mucho, mi hermano.
viernes, 10 de agosto de 2012
No responderé a tus ofensas
Imaginaré que no debo responder a cada ofensa que se me pretenda
proferir. Imaginaré que no es obligatorio, ni siquiera necesario. A riesgo de
parecer algo cobarde, haré el intento. No dejaré de responder; sólo que la contestación
será distinta. Cada día, en la mañana, antes de salir de casa, modelaré los
episodios que intentarán quebrar mi tranquilidad. Anticiparé las provocaciones
y prepararé una respuesta para cada una. Aprenderé muy rápidamente sobre la marcha,
descifrando cada situación que antes pudo ser crítica. Me desarroparé de ese
cobertor tan inútil y pesado que implica defender una supuesta dignidad que
resultó ser nada más que una exageración monumental. Será una revelación, la iluminación
súbita del camino por recorrer. Quedarán en la mesa sólo los bocados
necesarios. Quedarán en el corredor sólo los objetos que ayuden a avanzar, a
desplazarme, a sentirme mejor. El nuevo y fructífero malabar mental traerá
bienestar, sonrisa que fortalece. Los nuevos días traerán horas de sobra para
afilar el lápiz, para amolar la navaja que despejará, al fin, recorreré los
senderos que yo mismo me ocultaba con tanta contaminación, con tanta necedad.
Claro que lo prefieres
Prefieres seguir hablando
indefinidamente y sacando cuentas que meter los pies en la arena
tibia. Prefieres ponerlo todo en claro
que besarme ya. Prefieres -dices que por salud mental- trasnocharte
uniendo puntos en tu mente atormentada, que abrazarme y quedarte
dormida. Prefieres mirarme fijamente, como tratando de sacarme una
confesión, que cerrar los ojos y entregarte a mi pecho ansioso.
Prefieres mortificar tus minutos con hechos siempre por ocurrir, que
tomar las riendas de los minutos reales que se van desperdiciando.
Prefieres, tal vez, pasar la llave varias veces que disfrutar de este
dulce encierro que te brindo cada vez. Prefieres la tímida sonrisa que la carcajada. Por
protegerte, prefieres morir a cada rato.
jueves, 9 de agosto de 2012
Me vas a dejar
Me vas a dejar por alguien con quien no
envejecerás. Me dejarás, sin mucho considerar, para tomar a otro
para sacarte el clavo. Seguirás navegando entre tus ligerezas,
agregando dolor y frustración a tu hoja de vida, magistralmente
maquillada. Intentarás mostrarte en público con tu nuevo trofeo
sacado de revista de modelaje, presentándolo aquí y allá para que
todos se aseguren del remiendo. Harás que te abrace, que te bese y
mirando de reojo, por encima de su hombro, esperarás la aprobación
de los demás de tu nueva aventura. Pero yo temo que eso no durará y
lo siento. Continuarás, penosamente, ensartando cuentas lamentables
a ese collar que ya comienza a pesar demasiado.
martes, 7 de agosto de 2012
Te sustituiré
Te
sustituiré con un par de libros. Te sustituiré con el teatro, con películas
malas de cine. Te sustituiré con ejercicio necesario para la salud. Te sustituiré
con nuevo ajuar. Te sustituiré con muletillas, con por lo tantos. Te sustituiré
con música y licor. Te sustituiré, si te dejas, con mi oficio, con mis compromisos
sociales. Te sustituiré con mis amigotes. Te sustituiré con otras noches, otros
amaneceres. Te sustituiré con reflexiones de los más estiradas, de lo más
arraigadas en la cotidianidad ajena. Te sustituiré con muchas cosas que tengo a
la mano. Te sustituiré, por ejemplo, con manualidades que me salen tan bien,
con dibujos, videos y escritos. Te sustituiré con largas caminatas y coqueteos
inútiles. Te trataré de sustituir con otra piel, con otro aliento. Iré con todo
y buscaré una mano que se atreva a acariciarme. Me desbocaré sin miramiento y
cometeré crímenes de extrema humanidad. El miedo repentino me hará mirar por la
ventana y tomar el tren que dé vueltas y vueltas mientras bajo la neblina. No me
importará, según mi vocecita interna, la chismosa, la insidiosa que sólo se
vale de ese pasado para mirar el futuro. Te sustituiré con cosas que girarán, y
como centrífuga burlona dejará ver el inmenso hueco que hay en el centro, en lo
profundo, en el ojo silencioso del huracán. Te sustituiré… eso dalo por
sentado, aunque eche todo a pérdida.
lunes, 6 de agosto de 2012
Dos rodillas en tierra
Se alinearon los hoyos negros. Se
escondieron mis muletas. Desaparecieron los chinchorros del camino.
La lluvia, el frío y la soledad salieron a caminar y me las encontré
bajandito por la vereda. La inercia me lleva, pero está perdiendo la
fuerza y parece que debo decidir dentro de poco. Me lanzan consejos
desde las ventanas de una nave que avanza por mi lado, pero no oigo
nada, no quiero escuchar nada. No quiero escuchar, ni siquiera, la
voz interna que me dicta por dónde no; la verdad, esa voz anda
enojada conmigo por mi sordera empeñosa, por mi presunta
indiferencia desde hace ya un tiempo. No veo la salida. Tal vez la
tengo en la punta de la nariz, pero ya me habré acostumbrado, y como
con la buena colonia, se pierde de la percepción del cliente. Me voy
a sentar aquí, en lo mojado -no me importa- y trataré de descifrar,
como un adolescente, cómo es que se mueven las nubes grises para
agarrarle el truquito; tal vez pueda, de nuevo, meter la mano para
sacar un retazo de sol por entre sus algodones mojados y así
tibiarme la tormenta, y así secarme la gotera que se antojó hoy de
hacer percusión en mi pecho.
domingo, 5 de agosto de 2012
No conozco tu pasado
Me
dicen que en el pasado hiciste daño, que fuiste despiadado con los inocentes
que te rodeaban. Me cuentan historias increíbles de cómo arrancabas
posibilidades a quienes construían cada día su futuro y el de los suyos,
dejándolos en la mayor depresión de sus vidas. Y resulta que yo te conozco en
estos tiempos y no das esa impresión. Según he sentido, múltiples virtudes te
adornan. Según puedo testimoniar, eres una gran persona, que incluso podría
servir de ejemplo para muchos mequetrefes. No puedo defenderte por lo que hayas
hecho hace algún tiempo, pero puedo garantizar tu probidad de ahora. Sé que
puede resultar complejo, sobre todo para quienes fueron tus víctimas; sé que
puede ser descabellado absolver al villano que encarnabas, pero no tengo más remedio.
No sé si son posibles los finales felices para una sola persona. No puedo
imaginarte con el látigo en la mano, con el arma haciendo fuego, con la saña
destilando por tus ojos. Me piden que tome partido, pero es posible. Me conminan
a arrimarme a la justicia, pero no soy capaz de hacer eso… no contigo.
El amor de mi vida
Serás ese amor que arrase con todos los tiempos cuando aparezca. Serás para
siempre los ojos que quise robarle a la vida para que envejecieran conmigo. Serás
el agua tibia que aparecerá de cuando en cuando a recordarme que la vida no
pasó en vano. Serás la fuente cristalina de mi nostalgia. Serás el más grande
de mis amores, siempre conjugado en pasado perdido. Será siempre bueno verte,
abrazarte con respeto, con la distancia del caso. Serás para siempre lo que no
pudiste ser día a día. No importan las nuevas multitudes, los nuevos oficios,
las nuevas intimidades… tú serás el amor de mi vida.
sábado, 4 de agosto de 2012
Imagínanos iguales
Imagina que podemos hablar como iguales. Imagina que ninguno tiene más
ascendencia sobre el otro que el respeto. Imagina que no hay deudas, miedos,
indecisiones. Dibuja en tu cabeza que podemos decir lo que sentimos, aunque no
suene tan bien. Imagina que estamos interesados
en llegar a algo: un acuerdo, un arreglo sensato. Imagina, pues, la
escena perfecta en la que dos o más pueden comprenderse sin imposición odiosa,
sin petulancia corrosiva. Imagina, mi estimado prójimo, que después de
conversar conmigo tendrás una dificultad menos en la que debes pensar; una
menos por la que vas a seguirte mortificando.
Sombra en la oscuridad
Soy
un poco de sombra. Soy algo de brisa. Soy rocío, soy asiento, soy sonrisa. Pero
soy sombra en la oscuridad. Soy brisa en la tempestad. Soy rocío durante la inundación, asiento en el desierto inhóspito,
sonrisa en medio de la burla. Soy lealtad en los dominios de la traición. Como verán,
soy buena cosa venida a menos en entornos tumultuosos, baratos, inmerecidos.
viernes, 3 de agosto de 2012
Serás mi ciclo roto
Serás mi ciclo roto. Serás la nueva pieza que gane perfección en mis
pensamientos, en mis deseos. Lo flamante, lo mágico, lo inmensamente meritorio
de todo este dulce desastre, de toda esta ofensa a la respetable formalidad es
la prueba. La brillantez de tus silencios y siseos emitidos con maliciosa
maestría; la oportunidad de tu presencia, tu recuerdo empalagoso y esa mirada
que me deja mendigando más, son síntomas del próximo puente partido a la mitad
que guardaré en el bolsillo del corazón. También son presagios las preguntas
sin respuestas, lo que no encaja y se posterga. Son señales inequívocas las
lagunas que se posponen a voluntad o por falta de ella. Ya veo polvo que sale
de las paredes; han comenzado a caer terrones y trozos de ladrillos a mis pies,
anunciando al fin el final irrevocable de este acto fugaz de prestidigitación
divina, excepcional. Es hora de salir antes de ver el derrumbe total de mi
adorado monumento. Es hora de cerrar la puerta tallada en vanas esperanzas,
para comenzar, muy rapidito, a parchar nuestra leyenda y embellecerla para
siempre con lo que hubiera sido. Es hora
de comenzar de nuevo con el recuerdo más cargado, con la frustración renovada,
con la belleza y la sabrosura de un rato bien vivido.
El gato no cayó parado
El gato no cayó parado. No esta vez.
El gato, en cambio, se precipitó a tierra estrepitosamente. El
pronóstico sobre algo que resultaba obvio no se dio hoy. En su
lugar, las bien conocidas leyes de la física, las reglas de siempre
para otros casos tomaron su lugar inesperadamente. Estaba la mesa
servida, el escenario preparado y ni apuestas habían, pero ese gato
rodó por los suelos, terminando lacerado, sucio, herido. Pobre gato.
Habrá que incluir la posibilidad de que las cosas obvias nos
sorprendan en algún momento con un conejo -o gato- saliendo del
sombrero.
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