Y claro, ahora soy estándar. Con mi
tesoro personal de sueños e ideas revolucionarias; después de mirar
el camino trazado cuando joven, lleno de flechas, consejos y
promesas, comencé a dar pasos entre indicaciones que no se parecían
a lo que traía, a caminar entre pasillos blancos y fríos que no me
aportaban nada... no en el momento. Pronto, caí en una gran
maquinaria, entre sillas con palancas, mesas llamadas escritorios y
un montón de papeles que me dirían cómo se esperaba que me
comportara. Me inquieté, pero quienes pasaban a mi lado, con su
etiqueta en la frente, me decían que me tranquilizase, que todo
saldría bien: que más bien iba muy avanzado para las expectativas
ajenas. La verdad, no me sentía avanzado, pero me tenía que
acostumbrar a mis nuevas sendas, que por inexperiencia, seguramente
no entendía. Seguí, subí la escalera rígida y llegué para
entonces a la mitad del ascenso. Para ese instante todo brillaba por
fuera, igual que yo, y en medio de normas, reglas, normas y muchos
noes, mi tesoro personal no era recordado ni interesaba traerlo a
colación. Esperaba órdenes, proyectos, latigazos, pero nada con mi
participación. Era de hacer notar lo impecable de mis labores,
reconocidas por los reconocedores de oficio. Fui lijado en mis
aristas de sueños. Luciendo mi flamante etiquetado, decidí sin
decidir ser molido, amasado y dejado al sereno para modelar un bozal
más conveniente, que aún ahora mal puedo entender y se siente mucho
peor cuando el dolor de la cosecha equivocada salta como fantasma
burlón.
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
jueves, 29 de marzo de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
Sin mucho por decir...
Ya
no queda mucho por decir. Al final del día, es mi aspiración, sólo queda
sentir. Con el sonido de fondo, sólo queda sentir y acertar. Los sentidos están
exhaustos ya de símbolos, de estructuras, de razones y compromisos; ahora, sólo
queda dar un paso si se siente o no darlo por la misma razón. En este momento, casi de ocaso, abrir los ojos brinda el mismo paisaje que cerrarlos. En estos
instantes de neblina baja no se me ocurre una sola frase, un pensamiento
civilizado. Prefiero sentir que soy parte del panorama, una parte invisible,
intangible que nadie pueda notar, delatar. Prefiero que la falta de palabras de
este momento sea mi discurso favorito. Prefiero que sólo las imágenes puedan
abrazar mi soledad y arrullarme por un rato feliz.
martes, 27 de marzo de 2012
No tengo miedo
No
tengo miedo. Ahora no. No temo responder cualquier pregunta. No temo contar “mi
versión de la verdad”. No es un reto, sino una declaración de tranquilidad.
Seguramente dolerá, seguramente espinará, pero se me ocurre vivir distendido
por un rato, al menos; un rato que se vaya convirtiendo en mi manera
contemporánea de vida. Vengo sin estudiar, sin memorizar, sin invento alguno;
al menos no sin uno muy bueno. Vengo con una caja depurada de herramientas;
herramientas que recogí y que sobrevivieron a las depuraciones lacerantes del
camino. No visualizo mucha sorpresa en adelante… no de mi parte. No vislumbro
sino ajustes de piel, de pocos grados. No vislumbro grandes terremotos de los
que no tenga idea. No se me antojan más dolores que los mismos catalogados por
mí. No creo en muchos más motivos para regalar mi vida que los ya repasados.
Así que… si viniste a preguntar, habla de una vez; si no, por favor acompáñame
a contemplar lo que tenemos enfrente.
domingo, 25 de marzo de 2012
Caricatura de ti mismo
Prefiero
tu foto que tu cara. Prefiero leerte que escucharte. Prefiero ver tu legado que
saber, de tus labios, cómo lo hiciste. Prefiero saludarte en sueños que
arriesgarme en persona. Prefiero conversar con tu recuerdo que caer en la
emboscada de tu presencia. Eres una curiosa y nociva caricatura de ti mismo,
una imagen en agua turbia. Eres un grito, una carcajada, una morisqueta. No
recuerdo ya cuándo comencé a preferir tu representación a ti mismo. Alguna
trampa fue tendida. Alguna mala jugada de autor desconocido hizo un torpe
recorte de ti mismo y lo publicó, erróneamente, ante los que ya te creíamos
nuestro. No sé cuándo fue, no sé la razón y no pareciera importar ya. El hecho
es que ya no te tengo. El hecho es que ya no te quiero tener. El hecho es que
ahora eres, ¿cómo diría? …despreciable.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Un amuleto, ¿Por qué no?
Eres
mi amuleto. Eres la fuente de mi confianza, de mi buena suerte. Eres el objeto
que cuelga de mi bolsillo, retirando las calamidades de mi camino. Eres la pata
de conejo, aún en el conejo. Eres la ilusión que me hace caminar, la utopía que
dibuja horizontes. Eres la visión que me hace levantar cada mañana. Eres el
recuerdo reciente, la ilusión permanente, la esperanza que descansa en el
zaguán. Eres el color que plena mis siluetas, la lluvia en verano, la cobija
salvadora. Intocable, imposeíble como eres, desfilas y regalas calma a la
incauta audiencia. Eres divina aparición que provoca beber. Eres motivo de
paces y guerras. Eres gatillo de escaramuzas entre pretendientes de tu riqueza.
Eres, en fin, lo mejor que he conocido.
¿Que tal si…?
Peligrosa
reflexión. Tenebrosa pérdida de tiempo. Parálisis que no deja caminar,
expresar, volar. Amarras que hacen germinar las telarañas de un nuevo tropiezo.
Inútil estación en el camino, desde la cual tratamos de caminar con la vista
hacia el lado opuesto. Negación de la nueva alternativa, de la dolorosa aunque
necesaria transición a una fresca sonrisa, pausada sonrisa. Ahorro en una cesta
sin fondo, decisión de no decidir, determinación enfermiza de vivir sin vivir.
Extraño y opaco altar en el que se veneran fantasmas destructores de futuro, e
incluso de supervivencias. Santuario digno de clausurar por fraudulento, por
nefasto, por cementerio previo que comienza a robar vidas desde temprano, a
convertir cuerpos en estuches vacíos; a transfigurar conciencias en nidos de
hipnosis patológicas.
martes, 20 de marzo de 2012
Soy tu polizón
Soy
la intemperie, lo que roza hoy tu piel. Son un accesorio de tu antojo en estos
días. Soy, en el mejor de los casos, una validación oportuna de lo que eres en
realidad, una corrida imprevista del telón. Soy una partícula que venía con la
brisa y te escogió como escenario. Soy un retoño de algo lleno de vida que
tiende a crecer, a echar raíces, flores, semillas. Por ahora no soy nada, sino
tal vez un molesto pasajero casual. Por ahora debo jugar mi papel de ángel en
tus deliciosos hombros, saltando del bueno al malo en ocasiones, al pié de tu
oído. Soy, pues, una diminuta partícula que lleva consigo la amenaza de germinar
en ti, de influirte, de confundirte conmigo… aunque no sea todavía.
Un choripán de Chipi's
Eres un choripán de Chipi's. Eres una
elaboración de mi imaginación. Quise sabor, quise algo de exceso,
de autenticidad, pero lo pretendí con una absurda elegancia. Aquello
fue un pan pequeño, insípido tratando de cubrir un retazo de
chorizo casi seco que no destilaba los lípidos a los que estaba
acostumbrado. Chorizo con vinagre colorado. Chorizo con miel. Chorizo
con una ficción gourmet a cuestas. A medida que lo engullía, me
sentía estafado, burlado por mi propia y ridícula manera de
abordar el asunto. Pasaste por mi vida sin gloria, con mucha pena;
sin dejar el sabor intenso, curtido, bofeteador de la comida de
acera. Pasaste por mis días como un jugo sin dulce, sin refresco,
sin exhalación final de satisfacción alguna. Fuiste unas papitas
enchumbadas en aceite, un pan mojado por tanto empeño en ser sabroso
porque sí. Ahora estoy pagando semejante bocado, sin muchas ganas de
repetir, por miedo, el choripán de siempre... el asquerosito de
verdad.
domingo, 18 de marzo de 2012
Retrospectiva
El
presente, la semblanza del pasado. La retrospectiva parece ser la mejor
herramienta. No importa cuántas o cuáles curvas, oscuridades, esguinces se
hayan podido conocer, mirar el legado suele ser reconfortante, de amplia
sonrisa, de merecida sonrisa. Lentos parpadeos sobre las páginas vividas
recortan el valor de la existencia de hoy, del esfuerzo desconocido. Resulta
esto un ligero resumen de la noche al día siguiente, cuando todo conspira para
hacer de la historia, una mejor historia, un relato plausible. Cicatrices sobre
piel algo áspera, más fuerte. Lágrimas que ya no se ven, sollozos que pasaron
ya a nuestra mejor vida. Pasión que esculpe nuestra tranquilidad de hoy,
nuestra conformidad con los días transcurridos. Errores y victorias
entrelazados en las arrugas de la frente regalan mejores sueños, tranquilos
descansos… más sinceros, por cierto. Mirar hacia atrás deba ser, tal vez, la
manera más elegante de sabernos honestos con nosotros mismos.
viernes, 16 de marzo de 2012
Detrás de todo eso...
No sé si son tus pestañas postizas o
la pintura de labios. No sé si es la sombra en tus ojos o la base de
las mejillas. No sé si son las prótesis en tus senos, en tu pompis
o en tus cachetes. No sé si es tu cara estirada o tus costillas de
menos, pero estoy seguro de que detrás de esas cosas -tal vez de tus
lentes azules de contacto- está la autenticidad que me enamora.
jueves, 15 de marzo de 2012
La justicia abandonada... sólo por hoy
Hoy no lucharé por la justicia. Hoy
amanecí con flojera, y la indiferencia será mi bandera sin izar.
Hoy todo mi derredor podrá entrar en caos sin mi irrupción
inoportuna. Hoy nadie verá nada en mí que lo haga pensar en lo
justo, en lo debido. Dejaré que se coleen, que arrebaten, que se
burlen sin observación alguna de mi parte. Seré como un fantasma
entre la multitud, una cosa transparente de la que nadie deberá
temer una mirada inquisidora luego del delito, de la omisión, de la
media verdad objetable a todas luces. Hoy se saldrán con la suya los
malechores de siempre, los que se ven fastidiados por esos que se
creen más importantes, que se la tiran de moscas muertas. Acabo de
notar que he pasado un día de mucha tranquilidad... qué sensación peligrosa para nosotros, los paladines cotidianos.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Projundidades
¿Profundidad?
¿Sin haberse metido? ¿Sin saber hasta dónde nos llega el agua? No pareciera
sino una pretensión ridícula, un espejismo voluntario, simples impulsos a
especular. Demasiadas refracciones que engañan a la vista, y hacen casi
inevitable ver llano lo que no es. Demasiadas selecciones fáciles que hacen ver
lo turbio como impenetrable, lo escondido como enemigo, lo difícil como
imposible. Ser astrónomo en lugar de astronauta se tiende a ser, según veo, producción
compulsiva de ganas de joder.
martes, 13 de marzo de 2012
En mal genio en la botella
A pesar de los prejuicios,
hay cierta ingenuidad que lucha por permanecer. A pesar de tantos números,
cálculos, fórmulas, unos gramos de caos levantan la mano y echan por tierra el
escritorio bien ordenado. Tantos planos y siempre salta un “no me acuerdo”, un
“yo pensé que…”. El cuadro moral esconde brillos prohibidos, punibles a todas
luces. La rudeza se desgarra en un esfuerzo máximo por sobrevivir y deja salir
el elixir increíble de la ternura aprisionada, envuelta en lágrimas. Tantos
vértices exactos, líneas rectas, espacios confinados, y la vida, excesivamente
rica en curvas, en inexactitudes, en esguinces, excesos y defectos; la
existencia vituperada, abundante en errores y aprendizajes asistemáticos, se
asfixia entre aristas y ángulos groseramente concebidos. Tanto pragmatismo y el
dolor toca la puerta desde adentro hacia afuera, dejando pasar por los flancos
destellos de nuestras posibilidades, negadas por nosotros mismos, por nuestra
terquedad y pretensión de caminar por una línea inexistente, inventada por una
morbosidad imperdonable. Ese ha de ser el peor castigo.
lunes, 12 de marzo de 2012
Eternecido el momento
Eternecidos
momentos desperdigados por toda la habitación. Huellas
de caricias, de ojos cerrados, de gemidos imperceptibles quedan para siempre
entre estas paredes, detrás de esta puerta. Recuerdos, esperanzas, temores e
ilusiones se juegan el protagonismo de la escena ya transcurrida, ya sin
futuro. Los aromas no se van de las manos, las mejillas, el pensamiento en el
que ya hay una insuficiencia para respirar tranquilos, en paz. Se sembró un
retoño que crecerá invisible, aunque fuerte; escondido de las miradas
fabricantes de noticias. Se regará; no se sabe cuándo ni cuánto, pero ya se sabe
que la resistencia a su muerte es mayor que la usual, que la del catálogo en el
que se venden con garantías de mentira, con inercias asesinas.
Di que no es...
El
miedo es una opción, una tentación. La culpa se levanta como una nube y
paraliza los músculos. Meter la cabeza en el agujero se muestra como la
salvación, pero ¿y el resto del cuerpo? Las ideas se pueden invocar. Las
palabras se pueden ordenar. La dignidad se puede despertar y se le puede lavar
la cara, si es necesario. Siempre hay dos opciones o más. Siempre existe la
posibilidad de abrir los ojos y cerrar la boca (al contrario del jueguito
aquél) y decidir lo que entrará en nosotros, si es necesario, con algo de frío,
con algo de hambre.
Hasta cuando tú, camino
Camino de todos los
días. Camino del que no se esperan grandes sorpresas. Camino que alimenta la
inercia en su recorrido, cientos de veces al año. Camino tratado con
ingratitud, haciéndote fondo invisible de un tesoro perdido. Maltrato de la
indiferencia que apabulla la maravilla y vemos el reloj, el tránsito, el
retraso. Y mirándonos de lejos, como una deidad olvidada, los colores que
calientan a quien se da cuenta, a quien se preocupa por abrir una ventana y
acercarse a lo divino. Camino que das y nadie recibe. Camino que ofrece y nadie
escucha. Camino que a la vista de los transeúntes desgasta y acaba a quien
debería alimentar. El desperdicio continúa. El torrente de nadas y nadies corre
por tus flancos y se pierden con cada ocaso, con cada llegar a casa, con cada
aparente instante inútil que albergas… qué se le va a hacer…
domingo, 11 de marzo de 2012
Te espero, Muerte
Te espero, muerte. Te espero aquí sentado. Al fin sabré de
qué te tratas. Al fin se correrá el velo y sabré qué rostro es el que traes
para tus pretensiones. No me tomarás por sorpresa, claro que no. Estuve entrenando toda mi vida,
como buen deportista, para el día de la gran prueba. Me disculpa su majestad el término, pero
me muero por ver el cargamento de miedo que traes para mis días ulteriores. No todo
ha de estar previsto, pero no te llevarás un alma repleta de temor. Ya me he
frotado contigo el cuerpo, la mente y mi espíritu. No eres, desde hace tiempo,
la figura fantasmagórica que la mitología se encargó de endiosar. Estoy henchido
de amor, de sonrisas, de cosquillas, y eso te reduce considerablemente sólo al punto final que eres. Todavía no se vence el plazo del que
hablas. Cuando tu trabajo avance y la estética que todos conocen no favorezca a
este servidor; cuando el cuerpo comience a sentir tus golpecitos, sabré que voy
en bajada, sin frenos, y entonces será la verdadera lucha, pero tu lucha. Yo entenderé que es mi momento de orgullo, de victorias de cada día, cuando despierte y no
hayas llegado porque contraté a ciertos saboteadores para emboscarte. Te prevengo,
porque no quiero que salgas lastimada, señora de las penumbras pretendidas,
ayudada por la literatura de los pendejos de siempre. Como te dije al
principio, aquí te espero, como siempre lo he hecho desde que acaricié la idea
de que llegarías de cualquier manera, en cualquier momento, por cualquier razón. Por ahora, sólo eres un grupo de malechores vociferando en las afueras de una gran fiesta…
Y quien sabe, mi sin embargo respetada señora, si todavía tenga una sorpresa
por propinarte aún. Mis respetos, y nos vemos.
Una patada en el alma
Y
preguntaré, mirando esta escena paralizada, ¿qué pasó? Sin haber podido
paralizar lo que seguramente en la realidad ocurrió una fracción de segundo
después, me seguiré preguntando qué es lo que pasa entre nosotros. Entonces me
declararé incapaz de entender, y sobre todo de comprender lo que ocurre, lo que
ha ocurrido, lo que desgraciadamente ocurrirá por la misma o por alguna otra
razón. La razón. Habría que saber, al menos, si la razón del victimario y la
víctima de la gráfica son propias, son congruentes con sus respectivas causas
de vida. Y mientras me pregunto, corro el peligro de no hacer nada para
evitarlo, de no hacer la diferencia, y por mera y propia salud mental y vista
gorda, abandonar al prójimo; de no ser el buen samaritano ni nada… sobre todo, “nada”.
Floto disimuladamente
Floto en disimulado
descontento, y al rozar este techo inexplicable no agradezco la altura limitada
de mi vuelo. Por el contrario, siento que hay muy poco espacio entre el suelo y
mi altura enana. Y comprendo que de nuevo debía pasar por aquí para medir de
nuevo mi equipaje. Aparenta necia solicitud de revisión de notas, de berrinche
por el pretendido fraude al que parezco, según yo, haber sido sometido cada
vez. Afiné mi siempre difusa vista, pero mirando al lado equivocado, para
comenzar. Empecé por el gris oscuro, y aunque me defiendo con verdades
irrefutables para el momento, hubiese preferido abrir el telón desde el otro
lado, el que me permite poner el mantel para lo que venga. Fui sorprendido por
mis adentros en una suerte de inventario honesto, sólo que entró por la cocina
y me fastidia la conversa. Por ahora me quedaré en esta mesa, apoyando la
cabeza entre mis manos, casi dormido, escuchando cada palabra que tenga que
decir mi otro yo, el de las malas pero nunca maliciosas noticias. Por ahora, seguiré ejerciendo mi derecho a prestar atención.
Cuestión de perspectivas
Amor puede ser tontería
pasajera. Visión puede ser locura. Aventura podría parecer peligro sin
necesidad. Esperanza puede aparentar ilusión sin fundamento. Sueño puede ser
ingenuidad. Independencia puede sonar a separatismo. Precaución puede sonar a
miedo. Aprendizaje suena mucho a fracaso. Progreso se siente como aislamiento. Universalidad
huele a destierro. Modernidad es como desarraigo. Humildad se disfraza de
indignidad, y firmeza de testarudez. Podrían parecer… cuestión de perspectivas.
Te recordaré
Te recordaré por lo que
fuiste, no por lo que dejaste de ser. Te recordaré por todos los años que nos
brindaste, y no por la conclusión, que fue mera circunstancia. Recordaré el obsequio
de cada día que tuviste a bien pasar por mi lado y dejar algo útil en mis
manos. Serás lo que sembraste, y dejaremos tu desaparición como una anécdota
delicada de la cual se habla, pero a la que sin embargo no se le huye… no es
para tanto. Tu recuerdo arrancará más sonrisas que tristezas; citaré tus
frases, narraré tus historias y nunca dejaremos de celebrar tu paso por los
días, que, afortunadamente, como regalo inmerecido, coincidió con los nuestros.
sábado, 10 de marzo de 2012
Rodeado
Ataques
por más de un flanco. Heridas perpetradas involuntariamente, ligeramente.
Desbalance entre la falta y la pena. Latigazos de victimarios, víctimas usuales,
dados con inercia, con ojos ciegos. La culpa, usual también, parece paralizar
la respuesta, la solicitud de justicia tardía, y todo sigue; se continúa en el
camino plagado con retoños de espinas, tal vez, sembradas algunas lunas antes.
Lo que no me gusta triunfa
Extraño,
desconocida sensación la de sentir que alguien con quien no comulgas, lo hace
honestamente. Desconcertante saber que quien se ocupa es esa tarea, tan
desagradable, lo hace con entusiasmo y gotas de sudor en su frente… por decir
un lugar. Raro, muy raro, saber que quien no goza de tu aprobación avance, y,
eventualmente, triunfe. Parece que esa persona no quiere escuchar tus consejos,
tus valiosas consideraciones, tus sabios pasos como guía. Qué vaina. Lo miro.
Lo miro fijamente, y el brillo en sus ojos no cesa de caer sobre sus apuntes,
en sus hábiles manos. Sin querer evitar la invasión, el espacio, lo observo al
pasar de los años y veo cómo crece, cómo domina los elementos, cómo se supera a
si mismo. Sus ilusiones cayeron desde sus sueños hasta sus manos y ahora podría
yo decir que lo ha logrado; que es feliz haciendo “eso” que a mí no termina de
gustarme. Siento que se acerca una época de lecciones para mí, y una de las
ineludibles es la de la dura práctica del respeto.
Manejo las palabras
Manejo
las palabras. Las hago obedecer y expresar mi capricho de turno. Casi puedo
escuchar los aplausos por los giros casi magistrales que les doy a mis
disertaciones. Todo tiene sentido, todo se rinde ante dos o tres frases y mi
ceño fruncido. No hay objeciones; no hay ranuras por donde algún intruso pueda,
siquiera acercarse a mis dominios con intenciones adversarias y tener éxito.
Los pies separados de mi verbo garantizan sujeción, pruebas de tambaleo por las
que otros oradores rodarían estrepitosamente por el pavimento. Así, pues,
considera arrimarte a mis conversas con mucha precaución; te doy algún tiempo
para que leas, para que reúnas algunos argumentos, criterios, frases hechas y
cualquier otro artilugio que creas conveniente para resistirte a este portento
de la verborragia, de ideas derramadas brillantemente sobre la mesa.
jueves, 8 de marzo de 2012
Messenger me invitó a una fiesta
Messenger me invitó a
una fiesta hace unos días. Fui así como con cierta reserva por lo raro, pero
bueno, no haría el desaire. El organizador tenía una lista de mis amigos y
conocidos por la red, e incluso de familiares. Me emocioné mucho al ver a
Pablito, pero al acercarme aparecía como ocupado; y era natural, dada la
ocasión. Lancé una mirada al resto de la audiencia, pero extrañamente estaban
como desconectados, no sé. Me acerqué a saludar a María, y aunque no se veía
hablando con nadie, no me contestó sino hasta un rato luego con un monosílabo. Le
pedí bailar a Susana, pero estaba como ausente. Entre trago y trago, entre
“mira lo que escucho ahora”, se acercaban algunos, pero se alejaban sin
saludar. Varios me dejaron con la palabra en la boca y algunos otros me
saludaron muy efusivamente, aunque se quedaron callados de repente,
desapareciendo sin despedirse. Pasó mucho rato antes de encontrar a alguien con
quien pasé un rato conversando, saber cómo le iba, compartir algunos recuerdos
y noticias. Al final, nos despedimos y quedé en el mismo rincón del comienzo,
solo, mirando cómo llegaban y se iban algunos conocidos, viendo grupitos de
gente se quedaban desconectados del resto, aunque conversando entre ellos. Bueno,
vi el reloj y era hora de irse de esta extraña juntura de gente que aparece
pero no está, que está y no se ve.
Desazón
En
medio de la desazón, busco palabras de agradecimiento. En medio de la nada,
miro a ver dónde están mis pies para caer parado. Guerra avisada intenta matar
hoy al soldado. Guerra perdida vino a tomar su trofeo. Sin contornos, sin
preparación fingida, si quiera, llegó el autobús a tocar corneta y me quedé con
la camisa y los zapatos en las manos. Fortuna finita vivió lo suficiente para
enterarse, a esta hora de cielo y nubes claras, de su efímera estadía. La
sentencia se cumplió. El verdugo lo venía avisando desde hace días, pero mi
ligereza me mantuvo en la fantasía más real que he experimentado. El ejecutor no
mintió: nadie sino yo parezco ser el distorsionador de toda esta escena de
actores prepagados. Hay muchos más cubiertos que manos y más ganas que posibilidades…
qué vaina.
Desnúdame
Desnúdame con tus
palabras. Escudríñame con tu mirada elocuente. Hazme temblar con tus cuestiones
que requisan casi irrespetuosamente mi timidez. No dejes una pregunta al azar,
a la oscuridad que corroe. Desármame con tu pequeño arsenal invisible, desconsiderado,
aprovechador. Declárame la guerra como a un pequeño país, en el que tienes todo
el poder para invadir sin resistencia y clavar tu bandera. Di que no soy lo que
parezco, que se me cayó la máscara, que estoy descubierto y no lo escucharé por
practicar mi perfecta cara de imbécil. Cuando en la mañana, al pasar todo el
bombardeo, sentado entre los escombros levante mi cara ennegrecida por el
hollín de tus petardos, sólo podré sacar mi pañuelo blanco y rendirme con una
sonrisa de triunfo.
Naciste allí
¿Cómo naciste allí? ¿Cómo hiciste?
Seguramente no lo sabías, no sabías que era imposible, que no debías, que
existieses hoy tan fuera de contexto. Seguramente no sabías que tu presencia
estaba en contra de todo pronóstico, de cualquier cálculo, de cualquier
argumento brillante de muchos expertos en la materia. El hecho,
pequeño, insólito y testarudo ser, es que existes y no hay remedio (si es que
hablamos alguna enfermedad). Tus ramas y tus hojas parecen de excelente color.
Tu raíz incisiva, creativa, desubicada para el resto, tiene tentáculos vestidos
para la ocasión de vivir en ese escondite, donde pocos pueden apreciarte,
saberte, admirarte. Las apuestas dicen que caerás en algún momento. Los
entendidos, que hasta ahora no han acertado en mucho, dicen que algunas leyes
físicas no dejarán que te desarrolles “correctamente”. Tal vez no serás un
ejemplar grande en tamaño, en fronda, en cobijo. Tal vez no existen las
condiciones, el permiso, la aprobación, el nombramiento; pero tú y yo sabemos
que cada día que pasa es un triunfo irrefutable de tu existencia, de sus causas
e, indiscutiblemente de sus consecuencias.
martes, 6 de marzo de 2012
A ver si como ladra, muerde
Bueno, mis apreciados amigos y amigas, creo que debo
decirles adiós por ahora. Dada la naturaleza del acontecimiento, debo
organizarme, dar tranquilidad a mi cabeza y saber qué hacer. Debo, en
principio, saber si todo lo que escribí es verdad y el dinero corrompe de modo
irrefutable, o es pura paja, puro argumento vacío de quien no ostenta riqueza
material alguna. Creo que daré una vueltita por ahí y regresaré con nuevos
pensamientos, nuevos proyectos y nuevos amigos, aunque con menos energía.
Repartiré una minucia de esta torta sorpresiva a mi familia y luego veré si soy
tan filántropo como mis más adentros tanto cacarean. Estaremos en contacto pronto, si no es que los olvido.
¡Un abrazo!
El cinturón, Carajo: ¡El Cinturón!
¿Cómo morir? Morir por la
patria, con una bandera en las manos orgullosas. Morir por un hijo, por
preservar ese cariño incomparable. Morir por amor, por ese ser que no tiene
igual, que nos lleva dentro para siempre. Morir por la familia, por cada uno de
esas bendiciones no escogidas. Pero, ¿morirse por pendejo, estrellado contra un
cristal, porque “esa vaina es muy incómoda”? Qué va, mi pana: Por favor, usa el cinturón
de seguridad.
Escoger a mis amos
Déjame escoger a mis amos.
Déjame decidir de quién seré esclavo. Quisiera, si me permites, dar mi opinión
acerca de quién me coartará libertades, que tal vez, no sean deseadas por mí…
no ahora. Si eres tan amable, desearía cruzar mis muñecas, esperando la cadena
que regirá mi encierro, desde ahora hasta que me dé la gana. De verdad que
respeto tu consejo, pero voy a ir a la pasarela y escogeré, con entusiasmo
infantil, mis verdugos, mis vicios y mis razones por las cuales morir. Muchas
gracias.
Mi personaje
Podrías tener ese rostro o cualquier
otro. Podrías ser de aquí, de allá, de más allá. Podrías tener
cualquier religión, vestirte de cualquier manera o dormir las horas
que te plazcan. Lo que te define viene de adentro, y como buen tesoro
interior, sale por tus ventanas color pardo. Lo que eres, lo
fascinante que traes contigo comienza a derramarse apenas pronuncias
palabra, apenas gestualizas. Es una obra de arte renovable que debe
otorgarse al mejor postor. Es tu manera de decir mientras escudriñas.
Es tu modo de jugar con candela mientras demuestras tranquilidad.
Apenas te mueves, las escarchas de tu brillantez comienzan a salpicar
al afortunado alrededor. Es el dolor dominado y a tu orden la
circunstancia que te creó como eres. Eres objeto de la vulgaridad
del necio y de la delicadeza del comedido por igual. Eres algo
importante para quien pase a tu lado, aunque no lo sabrán explicar.
Eres un personaje espectacular, y voy robarte para la mejor de mis historias.
lunes, 5 de marzo de 2012
Sin nada qué escribir...
Hoy se repite eso de que no se me ocurre nada
para escribir. Ya había pasado una vez, y escribí sobre eso. Las otras veces,
cuando no se me ocurre nada, simplemente no escribo. Creo que es lo más sano,
en lugar de parir un hijo no deseado. Y es hasta curioso. Las imágenes sin
conexión pasan por mis ojos, pero no hay nada que las hile y cree algo que me
haga escribir. Es como si los patrones estuviesen de vacaciones y no quisieran
armar algo que sirva, algo alrededor de un tema. Siguen pasando imágenes por mis
ojos y nada que se me ocurre un carajo. Conceptos, palabras, sonidos y
recuerdos que no tienen que ver con nada hacen presencia, se ríen y se van por
donde vinieron, dejando pedazos desechables de ideas, diluyendo cualquier
asunto que pueda utilizar, dejándolo claro como nada. Son desfiles desordenados
de formas geométricas criminalmente enviadas por la antimusa que, por lo
general, está dormida. Espero que no sea falta de capacidad en atrapar cosas en
frases. Sólo espero que estas lagunas permanezcan lo más tímidas posible; que
sigan escondidas y, por accidente, asomen la cabeza sólo para recordarle al
tipo del lapicero que debe moverse para sobrevivir.
jueves, 1 de marzo de 2012
Presión a mansalva
Era la vida considerada perfecta. Todo
en equilibrio. Lo normal era bueno, incluyendo la presión del agua.
Un día, la presión del agua amaneció un poco más fuerte, haciendo
que el lavadero goteara. Después de apretar un poco, la gota siguió,
por lo que con sólo una gomita de algunos centavos, eso se
resolvería. Al día siguiente, la presión del agua aumentó un poco
más y la manguera del baño se rompió por un lado, creando un
pocito fastidioso. Esa manguerita tenía ganas de echarse a perder
desde hacía un tiempito. Manguera nueva, secado del piso y todo
perfecto. Pasaron dos días más y la presión había alcanzado un
nivel importante, afectando los grifos de toda la casa. Seguro era
porque eran viejos ya y era hora de cambiarlos; total, si son todos,
salimos de eso de una vez.Grifos nuevos y hora de sentarse de nuevo.
El agua continuó aumentando su presión, y al entrar al apartamento,
dañó un tubo que se rompió y humedeció la pared, que en dos días
más estaba descolorida y abombada. Él se paró enfrente del muro
enfermo, y con las manos en la cintura, pensó qué hacer. Ya había
gastado el dinero que le quedaba en los eventos anteriores de la
semana. Mientras trataba de visualizar una salida rápida y
eficiente, su mujer le miraba con reclamo, preguntándole hasta
cuando iba eso a estar así. Él, un poco inquieto por el reclamo,
hizo caso omiso a su esposa. Mientras llamaba a un amigo por dinero
prestado, comenzó a pensar el bajo ingreso que tenía en su oficina,
y que estaba estancado desde hacía tres años. La señora pasaba
frente a él y le pedía explicaciones con señas, mientras él
permanecía al teléfono, sugiriendo alguna facilidad de pago al
amigo. Mientras esto pasaba, la humedad de la pared dejó caer una
baldosa con el payasito dibujado que tanto le gustaba a ella. Hubo
una discusión entre los cónyuges, que terminó en descrédito de
ambos, en enojo, en una grieta que nunca se borró a pesar del tiempo
de solucionado del último episodio. La presión del agua... este
problema nunca se atendió; sólo se atendieron los efectos, y a
pesar de la estabilidad mencionable de este hogar, el agua no deja de
presionar de vez en cuando. Y pensar que si este protagonista
reciente no hubiese aparecido, esa vida perfecta hubiese
permanecido... feliz para siempre.
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