Siento el viento debajo de mis alas, pero no es un viento que por ahora augure buenos tiempos instantáneos, automáticos. La seña parece ser el cambio, pero nada que me cae el manual del cielo. No hay pistas fáciles de seguir. No hay papá ni amigo que nos lleve de la mano. Solo se nota una presión en el pecho que grita que hay que saltar. Mientras, aferrado a mis costumbres, a mis mañas y mis credos, resisto lo que parece que se impondrá en algún momento como el mandato lógico de los tiempos. Parece haberse expedido el decreto de cumplimiento obligatorio en el que, quien al fin ve algo de luz, debe dejar atrás todo lo que se agarró con fuerza, a todo de lo que se aferró en los momentos raros o difíciles y mira: hay que obedecer. Lo curioso es que quien ordena no es ningún ente externo a nosotros, sino esa parte nuestra que permanecía oculta, sometida al pensamiento superficial, ligero, y que ahora aparenta estar tomando el control después de detectar tanto traspié, tanta contradicción, tanta dualidad y ahora decidió salir a la superficie y establecer sus reglas. Aparece un camino nada fácil, que trae algunos remedios nada agradables después de los cuales posiblemente ocurrirá la tranquilidad, el sosiego que promete la curación de tanto sobresalto, de tanta paja externa que no se calla, de tanto espejito embaucador que me trajo a este lugar tan distinto a mí.
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
miércoles, 17 de febrero de 2021
domingo, 14 de febrero de 2021
Ve a compartir, no a pedir
Ve a compartir lo que tienes, lo que sueñas, tus potencialidades. Anda y comparte el espacio, el aire, las ideas que llevas contigo. Pero coño, no llegues con las manos vacías. No llegues a quitar, a exigir, a completar una tarea que no pudiste terminar solo. No llegues a conquistar plazas ajenas, a invadir espacios sagrados, a ensuciar con tus botas sin rumbo. Ve, en cambio, a compartir el producto de tus propias labores, a gozar de esos logros en compañía de alguien con tus kilómetros recorridos, aunque de caminos distintos. Ve a levantar puentes y a intercambiar riquezas. Ve a construir, a edificar, a poner a disposición uno de los dos hombros necesarios para la tarea conjunta. Por otro lado, cuídate de no llegar a un sitio inhóspito, hostil, que igualmente te devalúe. Evita participar en el fraude en el que dos mendigos que se juntaron para pedir.
martes, 9 de febrero de 2021
Huida con regreso
No quiero una vida de la que me tenga que "escapar" de vez en cuando. No quiero seguir un modelo que me hipnotice entre azotes disfrazados de motivación y me haga caminar, muy a pesar de mis verdaderas necesidades, dándome premios no solicitados o bienestares emplantillados con los que debo pagar los escapes. No quiero una prisión maquillada con ilusión y malabarismo de la que puedo conseguir permisos amañados para salir a una libertad que, aunque disfrute ampliamente, me da un temor espeluznante permanecer en ella y decidir por mí mismo. No quiero volver a semejante celda como un niño que vuelve del parque todavía con ganas de jugar. No quiero, en últimas, que cada huida ganada como niño bueno tenga su correspondiente e inevitable regreso a regañadientes
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